miércoles, 4 de marzo de 2015

Mi serena locura.

Hace casi un año aposté por un valiente.
Aposté por compartir mi vida en la distancia con una persona que me ha apoyado desde que era una adolescente con collar de pinchos y ganas de cambiar el mundo.
No recuerdo una noche de sábado en el que él no cogiera su coche y me llevara hasta la puerta de mi casa.
Él es cabezota, divertido, seguro. Una de esas personas que lucha hasta conseguir su objetivo.
A veces es tan real y pragmático que me asusta. Me asusta que mi pequeña mente llena de tanta música, colores y sensaciones, le parezca una chiquillería.
Pero él me quiere así.
Con mis locuras, mi chorradas o mi ir andando por la calle como si fuera en un anuncio de compresas. Mi cara de enfurruñada cuando no soy capaz de ganar en algo o no parar de hablar recién levantada.
Y yo lo quiero a él así.
Con su actitud de poder ante cualquier problema. Con su capacidad para no dejarse vencer por el miedo y analizar cada situación como si no fuera con él. Con sus silencios llenos de sensaciones. Por ser capaz de tomar decisiones valientes sin que le tiemble el pulso, dando pasos de gigantes hasta ser feliz. Porque los únicos momentos en los que le veo vulnerable es cuando me demuestra lo que siente, temiendo que en algún instante yo deje de verlo con mis ojos de enamorada.
Él es mi serena locura y yo su locura serena.
Hace casi un año aposté por un valiente y no me he equivocado.

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